Hace poco mas tres años casi nadie les conocía y hoy no sólo son la banda del momento sino algo bastante parecido a la cuadratura del círculo, el ejemplo de cómo se puede lograr el éxito comercial y mediático sin perder el crédito dentro del ámbito indie. Los canadienses Arcade Fire lo han logrado con 'Neon Fire', un álbum no precisamente facilón que nada más salir se convirtió en el segundo más vendido en Europa penetrando incluso (lo que es aún más increíble) en unas listas españolas cada vez más vedadas a los grupos internacionales de pop o rock.
Por su capacidad para lograr el éxito haciendo una música poco trillada y no exenta de riesgo, resulta casi irremediable no establecer concomitancias con lo que en la segunda mitad de los 90 lograron Radiohead. Con la diferencia de que Arcade Fire asentaron su posición con su primer disco independiente 'Funeral' (04), un álbum de extravagante melancolía combinada con arrebatos de art punk y barnizado con violines e instrumentación atípica (acordeones, xilófonos, mandolinas ) al servicio de ácratas y dolientes reflexiones sobre la vida y la muerte.
Las críticas superlativas que despertó en Estados Unidos se reprodujeron al editarse ya en 2005 en Europa y todo el mundo empezó a interesarse por este masivo y burgués combo de Montreal (siete miembros fijos que se amplían hasta diez o doce en directo) formado con el nuevo milenio por Win Butler, un tejano descendiente de una estirpe de músicos de jazz y cultivado en la elitista Phillips Exeter Academy de Boston.
Establecido en Montreal, conectó con su actual mujer Regine Chasagne, multinstrumentista blanca de origen haitiano que emigró a Canadá huyendo del régimen de los Duvalier, y formaron Arcade Fire con músicos de la pujante escena indie de Montreal entre los que figuran William Butler (hermano menor de Win) y nuestro interlocutor, Tim Kingsbury (bajo).
Tan pronto como 'Funeral' vio la luz, Arcade Fire comenzaron a acumular fans entre la celebridades del rock. David Bowie regaló personalmente su álbum a sus amigos y les invitó a cantar en directo, lo mismo que su admirado e imitado David Byrne. Gente como Bjork (con quien compartan mánager), Beck, o Chris Martin (Coldplay) no regatearon flores y Bono no paró hasta tenerlos como teloneros en la gira 'Vértigo'.
Para entonces Arcade Fire ya había vendido un millón de copias y habían pasado de la oscuridad a estar en la boca de todos. Tras dos años de conciertos con público en crecimiento exponencial, Arcade Fire regresaron a casa hace un año, montaron su propio estudio en una pequeña iglesia y se pusieron a grabar 'Neon Bible', un disco editado tras una dura pugna por Universal.
Una reválida estrenada en Internet y que, guiños a Bruce Springsteen al margen, guarda canciones de un oscuro romanticismo, reflexivas elegías sobre «temas de nuestro tiempo» (religión, guerra, consumismo...) suntuosamente orquestadas: órganos gospelianos, un coro militar y la orquesta sinfónica de Budapest al completo.
De su ascensión y de las interioridades de su álbum -cuyo titulo coincide con la segunda novela del desaparecido John Kennedy Toole-, nos habla desde Montreal un Tim Kingsbury que ejerce de portavoz debido a que Win Butler está obligado al silencio después de que una bronquitis le haya dejado afónico, obligando a cancelar la gira europea del grupo, que en julio encabezará el cartel del 'Summercase'.
-Habéis tenido que cancelar vuestra gira europea por un problema en la voz de Win Butler. ¿Cómo se encuentra?
-Ha tenido que someterse a un cuidado intensivo y ha tenido que operarse, pero se encuentra mejor. Necesitaba este descanso para que su voz se fuera recuperando. Llevaba sufriendo de los bronquios desde hacia tres meses y en Estocolmo llegó a un punto en que no conocía ni su propia voz. Los médicos ya le habían avisado de que lo mejor era parar pero forzó todo lo que pudo.
-Parece haberse desatado una especie de 'Arcadefiremanía'.
-Las cosas están yendo muy bien, sabemos que hay bastante ruido mediático en torno al grupo y quizás corremos riesgo de exceso exposición, pero lo cierto es que no pensamos demasiado en ello. Es estimulante pero tratamos de concentrarnos en la música.
-Cuando se tiene un debut tan sonado, la crítica suele preparar el hacha, pero vuestro nuevo álbum ha sido muy bien recibido
-No hemos pensado en el tópico del difícil segundo disco. Daba igual lo que hiciéramos, siempre iba a haber gente a la que no le gustara tanto como el primero, así que nos concentramos en hacer un disco del que estuviéramos sa-tisfechos. Algo muy de su tiempo, que represente lo que somos ahora y que se pudiera valorar con mayor perspectiva dentro de unos años cuando tengamos una producción más amplia.
Influencias varias
-Vuestro álbum tiene un sonido más grande y épico, habéis contado incluso con una orquesta al completo. ¿Es consecuencia de disponer de un mayor presupuesto?
-Sobre todo hemos tenido mas tiempo para ensayar y ser selectivos antes de grabar, pero que 'Funeral' funcionara también ha tenido que ver. No sólo hemos logrado un buen contrato sino que hemos podido hacer el disco que queríamos. No nos hemos planteado repetir 'Funeral', no lo hubiéramos podido hacer aunque quisiéramos. Win y Regine traen algunas bocetos de canciones a los que damos forma como colectivo, dejándonos llevar por nuestros instintos.
-Ya no os compararan tanto con Talking Heads; el art punk casi ha quedado casi desterrado.
-Nuestros discos no están marcados por una influencia directa sino que son una suma de muchas cosas que nos gustan. Creo que por eso la gente menciona cosas tan diferentes como Talking Heads, Echo & The Bunnymen o Springsteen. Al mismo tiempo, en los nuevos temas también hay algo de psicodelia orquestal y algunos coros que recuerdan a Beach Boys. Nuestras influencias no se reducen a la música, sino que incluyen otras artes como la literatura o el cine.
-¿Qué importancia ha tenido en vuestro ascenso que celebridades como Bowie, David Byrne, Bono, Beck o Chris Martin se declaren fans de Arcade Fire?
-Bueno, supongo que han favorecido que más gente nos preste atención, pero lo más estimulante es el plano personal: que gente a la que siempre has admirado te diga que gusta lo que haces y que te ofrezcan tocar con ellos.
-¿A qué hace referencia 'Neon Bible'? El título sugiere conexiones entre la cultura urbana y la religión, un tema recurrente junto a la guerra, amor y la muerte en los temas.
-Nuestras canciones son como fotografías que reflejan su tiempo, están conectadas con la traumática realidad del mundo pero de una manera un poco abstracta. La religión tiene una importancia capital, todo el mundo está influenciado por ella de una manera y otra. Siempre hemos tratado de hacer canciones más allá de los tópicos, somos personas preocupadas por el mundo en que viven y nos gusta decir lo que pensamos.
-Parece que tenéis debilidad por la iglesias. Tenéis vuestro estudio y cuartel general en una de Montreal y vuestra gira recala en templos de Estados Unidos y Europa.
-Es curioso porque la sonoridad de ese tipo de espacios es en principio mala para las bandas de rock, pero a nosotros nos parece muy inspiradora y especial. Además también el interés por su arquitectura y el hecho de que, aunque no hayamos crecido en la tradición de gospel, varios miembros de grupo han cantando y tocado en coros de iglesias católicas y protestantes.
Mucha gente
-Vuestra formación crece bastante en directo. ¿Cómo recreáis en vivo vuestros nuevos temas?
-En directo crecemos hasta los diez miembros añadiendo cuerdas y metales; es una manera de establecer un balance entre la instrumentación tradicional y la que añadimos en estudio. Llevamos un montón de teclados, contrabajos, acordeones, mandolinas, violines y demás instrumentos que nos intercambiamos todo el tiempo. Tenemos un directo intenso pero no aspiramos a que la gente levante las manos o encienda mecheros. Queremos motivar a la gente en un plano más emocional que les haga preguntarse cosas.
-¿Cuándo volveréis a tocar?
-Espero que muy pronto. El plan es volver a finales de abril a Europa y luego seguir tocando hasta los grandes festivales de verano. Tenemos muchas ganas de volver a España. El concierto que dimos en Barcelona (estuvieron en el Primavera Sound) es, junto al de Dublín, del que guardo un mejor recuerdo.
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